Veintitrés anos es mucho tiempo. Es mucho tiempo en los archivos de la memoria. No me quejo de la fortuna, aunque el trayecto fuese cuesta arriba que dejó las experiencias de lo difícil que es ser mujer en el ambiente de trabajo. Especial en un ambiente rodeada de hombres. Del machismo implícito, escondido y de cierta manera a veces promovido por otras mujeres. Implícito porque es ilegal la discriminación e implícito porque esconde los complejos escondidos de estos hombres porque saben en el fondo que algunos de ellos no están cualificados.
He visto el ‘” el club de los muchachos”. Esos que dicen tener reuniones de trabajo mientras juegan al golf y se dan las cervezas mientras gastan recursos de las empresas en trivialidades dejando el grupo de mujeres y demás personal en la oficina. Todavía no entiendo el estatus del golf en los negocios porque se puede hablar de negocio en otros escenarios, incluso en un SPA.
He visto y escuchado como hablan de alguna nueva empleada en reuniones de gerentes y como al mencionar que lo que hablan es inapropiado, me tiran un comentario: “pues vamos a tener que dejarte de invitar a las reuniones de gerentes, cuando mi titulo entonces era “Gerente Senior”.
Durante mis años de carrera en contabilidad y finanzas he preferido reportarme a una mujer en lugar de un hombre. No es porque prefiera un sexo sobre el otro. Simplemente en mi experiencia ellas te exigen calidad en el trabajo, se trabaja mas en colaboración, se trabaja mano a mano y no tengo que preocuparme de comentarios sexistas o desagradables en general. He tenido buenos jefes hombres y peores jefes hombres también. He trabajado bien y a gusto reportándome a mujeres en el pasado. Hay cierta admiración y a la misma vez, certeza que con dedicación y trabajando inteligentemente también yo subiría en el ambiente de trabajo. He visto y escuchado comentarios negativos de mujeres exitosas en las compañías en las que he trabajado. En particular me acuerdo de una CFO de la que hablaban de su manera ruda de comunicarse y de su mal genio, pero observaba a mi alrededor que si un hombre alzaba la voz era catalogado como firme mientras que ella era rabiosa. No entendí la injusticia en como hablaban de ella. No la defendí hasta que trabaje mas de cerca con ella y creo que de cierta manera me gane parte de su confianza. Me faltaba mucho para llegar donde ella estaba, pero apreciaba su solidaridad y su trato para conmigo. Al final, me di cuenta de que no quería su posición tampoco. El riesgo personal resultaba muy grande cuando dependes de la integridad y trabajo de otros.
Hace cuatro anos mi esposo y yo estábamos en conversaciones con reclutadores y compañías para dejar esta ultima compañía en la que trabajamos. Mi esposo es Ingles. Yo soy Latina. Trabajábamos en departamentos diferentes y regiones diferentes así que no haba ningún conflicto de interés. Una especie de farmacéutica de productos veterinarios era esta compañía. Estaba harta de el grupo de trabajo con el que estaba. Realmente estaba cansada de las limitaciones en recursos, de la incertidumbre por los pasados cuatro anos, de las exigencias en aumento, de los negocios turbios que sospechaba y que comunique a mis superiores, de la incompetencia retribuida. La gota que desbordo mi paciencia fue ver que el porcentaje de aumento mas bajo me fue dado a mi en comparación con el resto de los demás gerentes (todos ellos hombres). Ese día corrobore lo que realmente sospechaba desde hacia anos: ese jefe era un falócrata. Unos anos luego que me fui, esa compañía como tal y el grupo y responsabilidades fueron divididas y el grupo como tal, eliminado. Realmente desde un punto de vista de procesos y recursos, esa unidad era insostenible. Solo el tiempo ha demostrado muchas cosas que pronosticaba sucederían.
En ese tiempo decidí renunciar con tres semanas de anticipación y mientras seguir una negociación que tenia en otra compañía en el estado al que me mudaba. Mi esposo ya había firmado carta de oferta hacia ya un tiempo, pero queríamos hacer una transición de nuestras responsabilidades lo mejor posible. Yo me estaba entrevistando en otra industria y el se iba a la competencia. Mi intención era dejar la auditoria externa casi terminada en términos de del trabajo de piso, añadir personas en las autorizaciones de transferencia bancarias, firmas para los cheques y entrenar en varios asuntos a mi equipo. En el momento que renuncie, explique las razones por las que renunciaba. Realmente yo no tenia que irme de inmediato. Podía ofrecer mis servicios como lo habían hecho otros gerentes. El precedente fue quien tuvo mi posición anterior a mi y que trabajo por mas de un ano remotamente.
Mi esposo renuncio ofreciendo sus dos semanas. Como el se iba a la competencia el estaba preparado a dejar el edificio el mismo día como era la norma en esos casos.
Pero eso no fue lo que sucedió. Cuando el renuncio, a mi me pidieron que me fuera del edificio y que me pagaban hasta el día efectivo de mi renuncia. A el si le dejaron trabajando hasta el ultimo día. Cuando me dieron la carta de terminación, indicando que mi ultimo día de trabajo era ese mismo día en lugar del día efectivo de mi renuncia. Hay que tener presente que ya había renunciado, pero ellos indicaron que fue un “error” en el papel. En resumen, la compañía retenía hasta el ultimo día al hombre caucásico que se iba a trabajar a la competencia y no necesitaba a la persona encargada del área de Finanzas Operacional de un claustro de países. No niego que me dolió mientras mostraba mi mejor cara a mi equipo para minimizar los efectos en mi departamento. No era lógico ni inteligente lo que estaba pasando. Fue un golpe a las mujeres de mi departamento por lo crasamente injusto de este movimiento.
Me quede en casa una semana. Mientras tanto llame a recursos humanos para reclamar el papel que había recibido y que no era consistente con la comunicación verbal. Mi esposo hablo con la Directora De Recursos Humanos reclamando el error que estaban cometiendo. Ellos no se daban cuenta que dejaban a mi, una mujer, no caucásica sin terminar su función de trabajo con una fecha en papel de terminación anterior a su fecha de renuncia oficial, mientras dejaban al hombre caucásico que se iba a la competencia. En papel era un despido no justificado. En retrospección creo que era un buen caso de discriminación, pero uno no piensa en eso cuando estas cosas te pasan. Uno no puede creer que estas le pasen a uno.
Al final de esa semana, la persona a la que me reportaba pidió que regresara a terminar lo que pudiera y corrigieron el “error” en el papeleo de terminación. ¿Saben por qué? Porque no podían pagarle a nadie sin mi firma. No podían pagar a las otras entidades, a los suplidores y a los empleados. La empresa matriz reacciono no muy contenta por el mal manejo. Había muchos detalles de papeleo que traspasar. No pensaron porque no sabían lo que hacían. Porque había una serie de reportes que no sabían preparar. Por incompetentes. Una semana no era suficiente y regrese a terminar lo que se podía. Llegue con mi frente en alto y con la intención de que los empleados que dependían de su sueldo pudieran cobrar. En mi mente yo tenia que ser profesional antes de todo y no permitir que esto afectara hacer lo que era correcto. Un mes mas tarde, la analista que se reportaba a mi renuncio también. El Trébol a veces no tiene cuatro hojas, solo una y no se le puede pedir mas. La auditoria no se pudo hacer hasta mucho después. Con el tiempo alguna de las personas que eran incompetentes fueron despedidas. Ya no estaba allí para resolver sus errores rasos. Reclutaron a un amigo del que era mi jefe que no era muy diestro en ingles y vivía en Suramérica, independientemente que podían reclutar a una persona en el área que fuera bilingüe. ¿Y saben que? No fue una mujer tampoco y no es que tenia que ser, pero da una idea de la mentalidad de estos hombres.
La realidad es que ellos no reconocen tener esta discriminación en contra de la mujer, pero inconscientemente esta ahí. En sus acciones, en sus preguntas, en comentarios, en sus miradas.
Esto me sucedió. Fue la culminación de sospechas de trato desigual que desenmascararon los colores reales en todo su esplendor de varios hombres con los que trabaje y la compañía a la que fue fiel. Tuve buen trato de muchos otro, trato justo y razonable, pero en esos últimos dos años fue palpable el trato desigual mientras me sentía al frente de la resistencia hasta ese ultimo día que salí y no regrese.
DRV
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